La educación se encuentra en plena transformación y el docente se enfrenta a retos que hasta hace relativamente poco tiempo no existían. El desarrollo tecnológico ha traído consigo la aparición de un nuevo paradigma educativo en el que la tecnología es un instrumento cognitivo y el manejo de las TIC, una competencia imprescindible para el docente.

Por otra parte, el uso de recursos tecnológicos en el aula fomenta la motivación y el interés del alumnado a la vez que aportan significado al contenido objeto de estudio, ya que el formato digital es parte de la realidad de los estudiantes.

Estamos siendo testigos del gran desarrollo y diversificación de la educación online. Este modelo educativo en alza demanda profesionales de la educación capaces de gestionar grandes cantidades de información para crear contenidos útiles y actualizados. Además, tiene que poseer las habilidades técnicas y sociales necesarias para generar y administrar comunidades virtuales.

Es por ello que la información está al alcance de cualquiera con un simple “clic”, por lo tanto, el nuevo profesor debe de encargarse de dar sentido a esa información, guiar al alumno en el proceso de aprendizaje ayudándole a construir un esquema lógico en el que insertar esos conocimientos que está adquiriendo.

El profesor de la nueva era debe de ser capaz de motivar a sus alumnos, conseguir que estos busquen información por su cuenta y quieran aprender. Además debe de fomentar la participación y animar a que compartan su conocimiento con sus compañeros, lo que enriquecerá aún más el proceso de aprendizaje.

Como es lógico, su propia función hace absolutamente necesario que el docente 2.0 tenga conocimientos tecnológicos e informáticos, sepa manejarse en las redes sociales y conozca diferentes aplicaciones que puedan facilitarle el proceso de crear contenidos o adaptarlos al entorno virtual. Todo esto implica que debe de estar dispuesto a aprender día a día, a mantenerse actualizado y al corriente de todas las novedades tecnológicas que puedan serle útiles en su función docente.

Es necesario facilitar entornos de aprendizaje colaborativo, flexibles, donde el alumno es el protagonista de su propio conocimiento.